sábado, 14 de abril de 2012


Acudía a tu auxilio de forma inmediata. "Hola, qué tal?", tu sonrisa y perdí por goleada. Te apoderaste al instante de mi, y al fin y al cabo, pude entender que hiciste negocio. Una ráfaga de balas seductoras no lograban vulnerar una coraza idiota y con mi seguridad ya en la miseria, fuimos por un café, juntos, los 3: Vos, yo y tu histeria. Sin mucho más que hablar, nos despedimos, comprobé que ya era inútil extender ese partido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario