domingo, 11 de diciembre de 2011

Somos esclavos de esa mirada, la necesitamos, como al aire. Hacemos cualquier cosa por atraerla. Intentamos ponernos en el campo visual del otro , quisiéramos tener un reflector que nos ilumine, quisiéramos BRILLAR para ser mirados. Lo curioso es que los ojos que mas nos obsesionan son aquellos que no nos pueden mirar. La mejor mirada no es la que se nos niega... sino esa mirada que no vemos, la que ignoramos, distraidamente. Esa mirada inesperada, fuera de todo calculo esa mirada que nos ve cuando no nos sentimos mirados y por lo tanto, nos mostramos mejor. Una mirada capaz de atravesar la mascara, y ver lo que hay detrás. Todos somos como luces apagadas, que solo se encienden cuando alguien las mira.

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